Ayer el Servicio de Convivencia de Puerta del Ángel tuvo el gusto de acompañar al CRL Latina, recurso amigo con el que se trabaja en la línea de la rehabilitación laboral de personas estigmatizadas por la enfermedad mental, a la exposición de Bernardí Roig “Cuidado con la cabeza”, mediada culturalmente por Pedagogías Invisibles, que realizaron una labor muy interesante con el grupo que formamos (usuarios del CRL, personal técnico del CRL y el propio Servicio). En la Sala Alcalá 31 se exponen hasta el 24 de julio 21 obras escogidas en diferentes soportes (escultura, fotografía, vídeo, dibujo e instalación).
Sin duda, lo más interesante es ese espacio para compartir visiones, un entorno de aprendizaje colectivo donde queda patente que la interpretación del entorno tiene tanto que ver con el pensamiento como con la memoria, y que cada cual descifra la realidad en base a lo que lleva en su cabeza. Curiosos ejemplos nos demostraron a lo largo de la visita el viejo dicho “todo depende del cristal a través del que lo mires”.
Con la idea de contribuir a la producción artística y a la sensibilización cultural, Pedagogías Invisibles trabajó con el grupo a fin de poner en valor cada mirada individual y también la mirada colectiva mientras generaba un registro artístico de nuestra visita, un relato conjunto a partir de las impresiones de la exposición.
Para construir juntas es vital tomar en consideración que, cada cual, tiene sus cosas en la cabeza y que la tolerancia pasa por vaciar nuestra mente de toda referencia previa para poder ser permeables a cosas nuevas que nos descoloquen o nos coloquen la cabeza. Porque co-crear pasa por comprender nuestras emociones y respetarlas, ayer indagamos en la memoria emocional que nos evocaban las obras de Roig, y en verdad, no dista tanto entre unas y otras, pues la emocionalidad básica es bastante similar en esencia. La frontera entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, la salud y la enfermedad, lo justo y lo injusto, la polaridad en fin, a todas nos genera inquietud. No está de más ayudarnos a canalizar la angustia humana, comprendiendo nuestra naturaleza, nuestra fragilidad y nuestra fuerza.